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Bioinsumos MAYO - 2025

Nutrición con tecnologías innovadoras: bioestimulantes y biológicos

Nutrición con tecnologías innovadoras: bioestimulantes y biológicos

El Simposio FERTILIDAD 2025 abordó las innovaciones en nutrición vegetal, con presentaciones de destacados expertos como el belga Patrick Du Jardin, Fernando Salvagiotti y Nahuel Reussi Calvo en un panel que fue moderado por César Quintero, de la facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER.

Du Jardin de la Université de Liége, experto en fisiología y nutrición vegetal, se centró en los bioestimulantes y su rol en la innovación de la nutrición de cultivos. Destacó la importancia de comprender cómo los bioestimulantes pueden mejorar la nutrición vegetal, definiéndolos como productos que estimulan los procesos de nutrición de las plantas, independientemente de su contenido en nutrientes.

El especialista enfatizó que los bioestimulantes son distintos de los fertilizantes en su capacidad para promover el crecimiento de las plantas incluso cuando se aplican en pequeñas cantidades. Pueden ejercer sus efectos a través de la actividad hormonal y la estimulación de antioxidantes en las plantas.

El profesor aportó que los bioestimulantes se definen por sus "declaraciones" o funciones que cumple, más que por su composición o mecanismos de acción. Señaló además que los bioestimulantes se categorizan por separado en microbianos y no microbianos.

Habló del uso de mezclas de bioestimulantes orgánicos (incluidos extractos de algas marinas, ácidos húmicos y aminoácidos) para promover el crecimiento de las plantas al tiempo que se reducen los insumos de fertilizantes. En una investigación se demostró que los bioestimulantes pueden mejorar la eficiencia en el uso de nutrientes, en lugar de suministrar nutrientes directamente.

Du Jardin citó análisis que demuestran el beneficio promedio en el rendimiento de los cultivos por el uso de bioestimulantes y bioinsumos no microbianos en 17,9 % y de los bioestimulantes microbianos en 16,2 %.

El especialista belga remarcó la importancia de utilizar los bioestimulantes de manera estratégica, señalando que "no son soluciones universales" y que su efectividad depende de comprender el problema específico que se busca resolver. En este sentido, destacó su potencial para mejorar la eficiencia en el uso del nitrógeno, o complementar las estrategias de fertilización actuando sobre la fisiología de la planta, la arquitectura radicular y promoviendo el establecimiento de simbiosis microbianas.

Seguidamente, el investigador del INTA Oliveros, Fernando Salvagiotti, planteó una mirada agronómica integral para abordar el manejo de los nutrientes y el rol de las tecnologías biológicas en los sistemas productivos, así como advirtió sobre los límites que aún tienen algunos productos biológicos cuando se evalúan a campo.

“Trabajamos a nivel de cultivos y sistemas de producción. Si bien hay muchos efectos positivos en condiciones controladas, como cambios fisiológicos o morfológicos de las plantas, eso no siempre se traduce a campo si no lo entendemos dentro de una escala más elevada”, explicó. De ahí que remarcó “los desafíos actuales no pasan solo por aumentar la producción, sino también por optimizar el uso de los recursos, evitar la erosión, reducir la contaminación y lograr un aporte nutricional eficiente”.

Salvagiotti alertó que uno de los problemas estructurales que se repiten en la región pampeana es la baja disponibilidad de nutrientes: “Tenemos deficiencia de fósforo, bajos contenidos de materia orgánica y cambios de pH que afectan el valor nutricional del suelo. Eso limita el rendimiento potencial y profundiza las brechas productivas”.

En ese contexto, destacó que el manejo de tecnologías, incluidos los productos biológicos, debe hacerse” con una base agronómica sólida”. Ejemplificó con los casos de la soja, arveja y maíz y las demandas de nitrógeno. “Cada uno responde en función de su fisiología y de las fuentes disponibles del nutriente”, ya sea por vía sintética, simbiótica o biológica.

Uno de los puntos centrales de su exposición fue el análisis de los inoculantes microbianos. “Un inoculante es una herramienta agronómica basada en microorganismos vivos seleccionados, que pueden aportar nutrientes o promover el crecimiento de las plantas. Pero los efectos a escala de campo suelen ser moderados: rendimientos que suben entre 7 y 10%, con mejoras más visibles en la biomasa radicular durante los estados vegetativos”, precisó.

Finalmente, Salvagiotti mostró un análisis global de los aportes relativos de nitrógeno por fijación biológica. “Una simbiosis como la de rizobios con leguminosas puede aportar hasta 130 kilos de nitrógeno por hectárea al año. Pero otros microorganismos asociados, como los de vida libre o aquellos que habitan en la rizósfera, contribuyen mucho menos, entre 5 y 10 kilos. Por eso es clave entender el impacto agronómico real de cada tecnología”.

En las conclusiones, el investigador del INTA sostuvo que los biológicos no deben ser vistos como soluciones mágicas, sino como herramientas complementarias dentro de un manejo agronómico bien fundamentado. “Este es el campo de juego sobre el que tenemos que trabajar”.

El panel lo cerró Reussi Calvo, de la facultad de Ciencias Agrarias de la Uiniversidad de Mar del Plata, quien encaró la cuestión de los “Fertilizantes de eficiencia mejorada” centrándose en las innovaciones para aumentar la eficiencia del uso del nitrógeno, incluyendo las "4R" de la nutrición, los fertilizantes de liberación lenta y controlada, los fertilizantes estabilizados y los bioestimulantes.

“Son formulados para aumentar la disponibilidad de nutrientes, reduciendo pérdidas por volatilización, lixiviación o desnitrificación”, explicó. Su uso, remarcó, cobra sentido en ambientes con condiciones predisponentes a esas pérdidas.

A nivel global, apuntó que estas tecnologías reducen emisiones de óxido nitroso, pero advirtió, no generan incrementos significativos en el rendimiento. Sin embargo, al medir la intensidad de emisión (cuánto se emite por unidad de producto), sí se observa una mejora.

“Cuando se habla de fertilizantes de eficiencia mejorada en Argentina, aparecen dos grupos: los escépticos totales y los optimistas del gol. Pero la verdad está en el medio”, afirmó. En el país, los cultivos -especialmente el maíz- muestran severas brechas de nutrientes, con dosis ajustadas por debajo de lo necesario. “Ya estamos siendo muy eficientes porque producimos con lo que nos da el suelo, pero eso no significa que estemos bien. Estamos degradando nuestros suelos”, acusó.

En el análisis de la huella de carbono de los fertilizantes, mostró cómo prácticas como fraccionar la aplicación de nitrógeno o utilizar inhibidores pueden reducir las emisiones indirectas sin afectar el rendimiento. “Cuando integramos tecnologías de insumos con tecnologías de procesos, como el manejo del momento y la forma de aplicación, la huella de carbono baja aún más”

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